El problema del pensamiento egocéntrico.
El pensamiento egocéntrico surge del hecho de que nosotros, humanos, no solemos considerar los
derechos y necesidades de los demás, ni estamos acostumbrados a respetar el punto de vista de otros o las limitaciones de nuestro punto de vista. Nos damos cuenta de nuestro pensar egocentrista cuando nos educamos para ello. No reconocemos las suposiciones egocéntricas, el uso egocentrista que hacemos de la información, la forma egocéntrica en la que interpretamos datos, la fuente egocéntrica de nuestros conceptos e ideas ni las implicaciones de nuestro pensamiento egocéntrico. No solemos reconocer nuestra perspectiva egoísta.
Como humanos, vivimos con un confiado, aunque irreal, sentido de que sabemos cómo son las cosas
y que somos objetivos. Creemos, por naturaleza, en nuestras percepciones intuitivas aunque sean
erróneas. En lugar de usar estándares intelectuales al pensar, usamos unos estándares psicológicos
egocéntricos para determinar lo que creemos y lo que rechazamos. A continuación algunos ejemplos de los estándares psicológicos más utilizados:
“ES CIERTO PORQUE CREO EN ELLO”. Egocentrismo innato: Parto de la premisa que lo que creo es cierto aún cuando nunca he cuestionado las bases de mis creencias.
“ES CIERTO PORQUE CREEMOS EN ELLO”. Sociocentrismo innato: Parto de la premisa que las
creencias dominantes dentro del grupo al cual pertenezco son ciertas aunque nunca haya cuestionado las bases de esas creencias.
“ES CIERTO PORQUE QUIERO CREERLO”. Cumplimiento de deseos innatos: Creo en, por ejemplo, historias de conducta que ponen (a mí o al grupo al que pertenezco) en una perspectiva positiva en lugar de negativa aunque no haya considerado con seriedad la evidencia de las historias negativas. Creo en lo que “se siente bien”, lo que apoye mis otras creencias, lo que no me exija que cambie mi modo de pensar de forma significativa y lo que no requiera que admita que me equivoqué.
“ES CIERTO PORQUE ASI SIEMPRE LO HE CREIDO”. Auto-validación innata: Tengo un fuerte deseo de mantener las creencias que he tenido por mucho tiempo, aunque nunca haya considerado hasta qué punto estén justificadas de acuerdo a la evidencia.
“ES CIERTO PORQUE ME CONVIENE CREERLO.” Egoísmo innato: Me aferro a las creencias que justifiquen el que tenga más poder, dinero o ventajas aunque esas creencias no estén basadas en razones ni en la evidencia.
Ya que los humanos tendemos a evaluar el pensamiento siguiendo los criterios arriba mencionados,
no es de sorprender que, como especie, no hayamos desarrollado un interés en establecer y enseñar
estándares intelectuales legítimos. No es de sorprender que nuestro pensamiento sea defectuoso. Somos, en realidad un “animal que se engaña a sí mismo.”
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